Había regresado nuevamente
a este hermoso lugar, pero esta vez al ingresar por la puerta principal me
encontré con un letrero que colgaba en la pared. “Soulmalia…” al mismo tiempo
que susurraba las letras se tornaron doradas y de las paredes unas escaleras
comenzaron a aparecer una a una, sin pensarlo siquiera un segundo comencé a
subir cada una de ellas, hasta llegar al último escalón que se abría alrededor
en forma de semi circulo, en la orilla de este había un barandal que bien
podría ser dorado aunque el tiempo había hecho de las suyas tornándolo de un
color café oxidado, la entrada se encontraba bordeada por dos columnas de
mármol gris y blanco que a su vez sostenían un corredor de cristal con el mismo
barandal que se encontraba en la parte de abajo, la diferencia residía en las
ramas que se enredaban a lo largo.
La puerta de entrada era una reja que caía desde
el techo hacía el piso, entre los barrotes había una enredadera y una cerradura
escondida entre las hojas, a los lados de algunas ventanas sobresalían las ramas
de un árbol, como si la naturaleza estuviera apropiándose del lugar poco a
poco, las paredes por otro lado eran completamente transparentes, había decenas
o miles de libros, expuestos por el lomo, aunque los títulos por mucho que te
acercaras seguían viéndose borrosos.
La curiosidad en mi interior ahora era algo que no
podía controlar y la llave que colgaba de mi cuello parecía ser atraída por la
cerradura cada vez que me acercaba ¿Qué podía perder?
- Soulmalia.... - Susurre,
aferrándome a la llave que colgaba de mi cuello, tratando de apartar la
enredadera que cubría la cerradura.
- No creo que eso sea lo adecuado Rousse. - Tuomas
se encontraba de pie sentado en uno de los asientos detrás de mí.
Pero había algo distinto en él, se había afeitado
la barba, el bigote y su cabello lucía un corte moderno, lo que lo hacía ver
aún más joven. Llevaba un traje impecable color plata, camisa blanca, chaleco,
corbata y pantalón negro.
- ¿Porque no? -
Tuomas se levantó del asiento y me hizo señas para
acompañarlo de regreso hacía el primer piso.
- Yo entiendo que en un principio te mencione que
podías tener acceso a todas las habitaciones de este lugar, pero Soulmalia no
es una habitación a la que puedas tenerlo aún. - Mientras caminábamos hacia la
habitación Saphir se unió a nosotros ronroneando entre mis brazos.
- ¿Puedo saber que es Soulmalia? – pregunte
acariciando Saphir, esperando no incomodar a Tuomas con aquella pregunta.
- Soulmalia es un lugar donde las historias se
vuelven realidad - Explicó. – Dónde interactuar con los personajes es mucho más
sencillo, tanto, que estos mismos comienzan a pensar de forma muy distinta y terminan
desviándose de la historia original convirtiéndose así en seres humanos reales,
como tú y como yo, su historia ya no es su mundo, y a su vez este mundo es
demasiado cruel para ellos y debido a esto la muerte siempre los está acechando.
- Se detuvo un momento y respiro profundamente antes de continuar. – Si alguno
de ellos muere o no regresa a su historia, entonces esta termina por
desaparecer… – Suspiro suavemente antes de continuar bajando. – El maestro y
creador de Soulmalia le asigno la guardia a cada uno de sus hijos, quienes se
encuentran dispersos por todo el mundo, cada uno de ellos encargado de proteger
la entrada… - Podía notar en su voz una pizca de tristeza, pero, no me atrevía
a hablar aún.
Una vez que llegamos al primer piso, Tuomas saco
de su bolsillo una llave antigua y la introdujo en la cerradura que se había
formado en la pared, al girarla los escalones comenzaron a desaparecer uno a
uno, hasta que solo quedo una pared lisa, volvió a girar nuevamente la llave y
una puerta de madera oscura y cerradura dorada apareció frente a nosotros.
- Todo lo que dije anteriormente es real, pero, mis
hermanos y yo estamos trabajando en un proyecto especial, cada uno de nosotros acogió
un aprendiz, y a cada aprendiz se le cederá un pequeño porcentaje de Soulmalia,
ellos podrán aprender lo necesario para poder coexistir en este lugar, en el
momento adecuado los nombraremos guardianes y podrán tomar el nombre de
Una biblioteca se extendía en el interior, pero en
el librero solo descansaban los libros que ya había visitado.
- Paciencia saltamontes, las aventuras apenas comienzan….
–
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